Hola, querido Alejandro: ¿Dónde estoy? 1ª Soy un templo del saber y en mis salas se acumula la cultura del mundo conocido... Nací varias veces y, por fin, ahora estoy en pie... 2ª Veréis, fui en úna época pasada la más grande del mundo. Estoy situada cerca de la desembocadura del río Nilo y se cree que fui fundada a comienzos del siglo III a. C. por Ptolomeo I Sóter, además, fui ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo. Fíjate, llegué a albergar hasta 900 000 manuscritos... Pero dejo aquí mi relato, por hoy, pues quiero recibir como se merecen a Juan Ángel, a Mayen, a Luis María y a René que acaban de llegar a mi templo de sabiduría que ofrezco a todos aquellos que tienen a bien acercarse hasta mis salas.. ¡Veeeeen, te espero! 3ª Fui construida sobre la ciudad que Alejandro Magno fundó tras liberar a Egipto de los persas. Su idea fue la de fundar una ciudad que iluminara el saber del mundo entero, en su afán de mezclar todas las creencias religiosas y las razas en un saber universal... Ah, hoy es mi cumpleaños, cumplo tan solo 17 años como estructura nueva. Y ahora permitidme que reciba a Fernando y a Graciela Marta que acaban de llegar para iluminar su mente con mi saber acumulado en mis anaqueles. Pero aún me faltas tú... 4ª Tras la muerte del Gran Alejandro en el año 323 a. C., su obra fue puesta en marcha por su amigo y comandante, Ptolomeo I, quien quedó como regente del reino de Egipto, y dando comienzo de esa manera a la dinastía ptolomaica, de ascendencia helénica... Sin embargo, eso es el pasado, querido viator, eso, como te decía, forma parte del pasado, ya que, después de muchos siglos bajo la tierra, el día 15 de octubre de 2002, promovida mi resurrección por la Unesco, volví a la vida como las almas de los faraones en el más allá. Pero los investigadores carecían de testimonios precisos sobre mis aspectos más esenciales, y tampoco habían encontrado mis ruinas, además, las pocas ruinas halladas del Serapeo son poco orientativas, ya que son muy escasas... Mañana, si te parece bien, seguiré con mi cuento, porque ahora voy a recibir a Santi como se merece: con mis puertas abiertas de par en par... Puedes también venir tú, si te apetece, naturalmente... 5ª Para algunos escritores latinos, apenas resulté afectada en el incendio provocado por las tropas de Julio César en el año 48 a. C. Probablemente, mi fin (en la antigüedad, claro está), como decía, mi fin debe situarse en un momento indeterminado del siglo III o del siglo IV, quizá en 273, cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó mi ciudad, o cuando Diocleciano hizo lo propio en 297... En fin, cosas del pasado, pero ahora estoy otra vez en pie y te espero... 6ª Mi hija, mi heredera y sucesora, fue también expoliada, o al menos vaciada, en 391, cuando el emperador Teodosio el Grande ordenó al patriarca cristiano Teófilo la destrucción de los templos paganos de la ciudad del famoso Faro. De manera que mis descendientes y yo ya habíamos desaparecido en el momento de la dominación árabe, aunque algunos escritores han comentado que el califa Umar ibn al-Jattab, que gobernó entre 636 y 644, ordenó la destrucción de miles de manuscritos, los cuales seguramente procedían de fondos de otros centros posteriores a mi existencia... Nos queda un día todavía para que puedas venir a ojear u hojear, como prefieras, mis rollos, códices y libros... Te espero...

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